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AMÉRICA LATINA Y EL ACTUAL DEBATE …

JOSEPH COMBLIN AM RICA LATINA Y EL ACTUAL DEBATE TEOL GICO ENTRE NEO-CONSERVADORES Y LIBERALES La teolog a latinoamericana de la liberaci n tiene muchos puntos de contacto tanto con la teolog a neoconservadora como con la liberal. Esto hace que en el DEBATE ACTUAL entre estas dos ltimas teolog as quede continuamente salpicada y manchada aqu lla. El autor analiza y delimita dichos puntos de contacto y se ala la necesidad de la teolog a latinoamericana de la liberaci n de definirse en algunas l neas fundamentales. As! clarificar m s su aportaci n y no correr el peligro de ser malinterpretada o manipulada por unos u otros. A America LATINA e o presente DEBATE teol gico entre neo-conservadores e liberales, Revistra Eclesi stica Brasileira, 41 (1981) 780-816 La teolog a latinoamericana de los ltimos diez a os ha alcanzado una autonom a respecto de la occidental, sobre todo centroeuropea, en funci n de los planteamientos pastorales originales desarrollados desde la

JOSEPH COMBLIN AMÉRICA LATINA Y EL ACTUAL DEBATE TEOLÓGICO ENTRE NEO-CONSERVADORES Y LIBERALES La teología latinoamericana de la liberación tiene muchos puntos de contacto tanto con

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1 JOSEPH COMBLIN AM RICA LATINA Y EL ACTUAL DEBATE TEOL GICO ENTRE NEO-CONSERVADORES Y LIBERALES La teolog a latinoamericana de la liberaci n tiene muchos puntos de contacto tanto con la teolog a neoconservadora como con la liberal. Esto hace que en el DEBATE ACTUAL entre estas dos ltimas teolog as quede continuamente salpicada y manchada aqu lla. El autor analiza y delimita dichos puntos de contacto y se ala la necesidad de la teolog a latinoamericana de la liberaci n de definirse en algunas l neas fundamentales. As! clarificar m s su aportaci n y no correr el peligro de ser malinterpretada o manipulada por unos u otros. A America LATINA e o presente DEBATE teol gico entre neo-conservadores e liberales, Revistra Eclesi stica Brasileira, 41 (1981) 780-816 La teolog a latinoamericana de los ltimos diez a os ha alcanzado una autonom a respecto de la occidental, sobre todo centroeuropea, en funci n de los planteamientos pastorales originales desarrollados desde la fundaci n del CELAM (1955) hasta Medell n.

2 Si quiere responder fielmente a la vida de su iglesia ha de defender su independencia frente a los problemas de la teolog a de las grandes iglesias contempor neas que la reducir an al papel de sat lite o ep gono de la teolog a del "centro". Por tanto ha de sentir como extra o el neo-conservadurismo antiliberal que agita a las iglesias occidentales tanto protestantes como cat lica. Las iglesias centrales tienen dificultad en comprender que sus problemas no son los problemas de todas las iglesias y tienden a proyectar en las dem s sus propias preocupaciones. Este universalismo homogeneizado" contradice a los hechos y supone equivocadamente que la problem tica social no afecta a las iglesias.

3 El DEBATE entre liberales y neoconservadores tiene una evoluci n bien definida en la cultura occidental que no corresponde a otras iglesias. Defender esta independencia no significa desconocer la evoluci n de la teolog a "central"; de no ser as , sta se infiltrar a subrepticiamente en la latinoamericana por su prestigio cultural y por la tendencia espont nea de los disc pulos a repetir lo que sus maestros europeos o norteamericanos les ense aron, con el riesgo de construir una teolog a dependiente y anticuada. Pues los te logos latinoamericanos fueron marcados mucho m s de lo que creen por la base liberal o neoconservadora en que se formaron y corren el riesgo de conservarla en la misma situaci n en que la recibieron, convirti ndose en piezas vivientes de museo, al modo de los inmigrantes que conservan sus resabios de origen.

4 Pueden ser "arcaicos" en relaci n al mundo "central" aunque le agreguen un ultra-modernismo perif rico. JOSEPH COMBLIN El DEBATE entre liberales y neoconservadores La teolog a latinoamericana de la liberaci n nace a fines de los a os 60 y sus representantes principales tuvieron como maestros a las figuras liberales m s importantes, los cat licos en Europa y los protestantes en USA. No es, pues, extra o que su independencia y originalidad se establezca en discusi n con la tem tica liberal y con sus autores m s representativos. Por otra parte, los ambientes liberales acogieron con simpat a y procuraron atraer a su c rculo a la teolog a de la liberaci n.

5 La revista Concilium, portavoz del neoliberalismo, les abre sus p ginas y sus te logos principales forman parte del consejo de redacci n. Desde luego la teolog a de la liberaci n acepta muchas de las posiciones liberales, pero est muy lejos de sus intereses y sus preocupaciones. Le conviene, en el momento ACTUAL , acentuar sus diferencias y subrayar su independencia. Porque desde hace unos diez a os una marea neo-conservadora antiliberal ha conseguido convencer a buena parte de la jerarqu a que la teolog a de la liberaci n es una de las m s agudas manifestaciones de liberalismo. De ninguna forma ha de aceptar pasivamente este papel de chivo expiatorio cuando se distingue tanto de la teolog a liberal y la conservadora utiliza su oposici n como instrumento de movilizaci n de las masas fieles a la Iglesia.

6 El neo-conservadurismo acusa a la teolog a de la liberaci n de todos los vicios de la teolog a liberal, porque le resulta imposible asimilarla, aunque de hecho muchas de sus preocupaciones sean comunes con las de la teolog a de la liberaci n. Polemiza contra ella para atacar el liberalismo. Esta campa a identificadora fue propiciada por la presidencia del CELAM desde 1972 y alcanz su cenit en la conferencia de Puebla y todav a sigue. Una campa a desmoralizadora de denuncias de los peores excesos liberales se abati sobre las principales figuras de la teolog a de la liberaci n buscando su desprestigio antes de estudiar sus ideales.

7 La teolog a de la liberaci n no debe dejarse implicar en la pol mica liberal-conservadora que le es ajena, y sin perder sus propias caracter sticas, ha de retener lo que sea bueno de ambos movimientos. El movimiento anti-liberal neoconservador La reacci n neo-conservadora, tanto en la jerarqu a como en las masas cristianas, se articula desde 1972 en un poderoso movimiento ideol gico. El pontificado ACTUAL , no pod a ser insensible a esta orientaci n, incluso con independencia de las tendencias de su titular. La reacci n neo-conservadora es anterior al ACTUAL pontificado. El movimiento neo-conservador pretende ante todo restablecer la identidad de la Iglesia y su autenticidad cristiana en sus signos tradicionales.

8 Necesita el apoyo de la jerarqu a para delimitar las fronteras de la Iglesia y excluir a los elementos peligrosos con cierta censura y ciertas condenas. Como hitos significativos hay que mencionar la campa a que consigui desarticular en 1980 el S nodo holand s como signo m s acusado del esp ritu liberal. En Alemania los intentos paralelos de un S nodo pastoral nacional fueron neutralizados por los propios JOSEPH COMBLIN obispos con el apoyo de los movimientos parroquiales y las organizaciones cat licas tradicionales. Otros momentos m s personales de esta reacci n fueron la condena de H. K ng que cubre de sospecha toda una l nea de teolog a relevante en el Vaticano II.

9 Las desconfianzas repetidas y manifiestas contra Schillebeeckx y las m s veladas contra J. B. Metz van en el mismo sentido. Con distinto significado la condena de J. Pohier en Francia recordaba que all tampoco se hab a bajado la guardia. Las condenas de ciertas personas o movimientos m s pastorales: Girardi, Franzoni, la comunidad de Isolotto eran sombras que se cern an sobre el movimiento liberal. La campa a contra la teolog a de la liberaci n, abierta por R. Vekemans y su revista Tierra Nueva, se consolid con el apoyo en la sombra de L pez Trujillo desde la Presidencia del CELAM y de ciertos sectores de la jerarqu a alemana, Para estos grupos y el t ndem Baggio-Mart nez Somalo con los elementos m s duros de la curia, esa l nea teol gica es una manifestaci n clara de liberalismo y la pugna contra ella es un arma poderosa contra la corriente liberal en la Iglesia.

10 Sin minusvalorar el aspecto teol gico hay tambi n factores de pol tica eclesi stica que considera a la teolog a de la liberaci n como el caballo de Troya del comunismo en Am rica LATINA . Pero es importante no olvidar que detr s de esta intervenci n jer rquica hay un amplio movimiento de masas que permanecieron fieles tras la crisis de la secularizaci n y sobre todo una teolog a alternativa a un liberalismo tenido por destructor del cristianismo aut ntico. La revista Communio, inspirada por von Balthasar es el estandarte de este movimiento como Concilium lo fue en el mbito liberal. En el mundo protestante el llamamiento de Hartford (1975) cumple un papel paralelo.


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