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EL PLANEAMIENTO COMO INSTRUMENTO DE …

1 EL PLANEAMIENTO COMO INSTRUMENTO DE CAMBIO Materiales para su reconceptualizaci n In s Aguerrondo Proyecto Editorial: Esther Jacob Editorial TROQVEL Primera edici n, abril de 1990 Segunda edici n, agosto de 1991 Impreso en Argentina 2 INDICE INTRODUCCION ..11 1. LA PLANIFICACION EDUCATIVA EN AMERICA LATINA ..16 I. Discusi n del concepto de PLANEAMIENTO ..16 Limitaciones de la conceptualizaciones habituales ..16 El proceso de 17 La funci n espec fica del PLANEAMIENTO ..19 La relaci n pol tica- PLANEAMIENTO ..21 La relaci n administraci n- PLANEAMIENTO ..22 La participaci n en cl contexto del PLANEAMIENTO ..24 II. Surgimiento y desarrollo de la planificaci n educativa en Am rica latina ..27 Principales factores que han coadyuvado al surgimiento y expansi n de la planificaci n educativa en la regi n ..27 Etapas del desarrollo de la planificaci n educativa ..32 El proceso en Am rica latina ..34 III. Consideraciones sobre el producto del PLANEAMIENTO educativo: los Elementos para analizar la calidad t cnica de un plan.

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1 1 EL PLANEAMIENTO COMO INSTRUMENTO DE CAMBIO Materiales para su reconceptualizaci n In s Aguerrondo Proyecto Editorial: Esther Jacob Editorial TROQVEL Primera edici n, abril de 1990 Segunda edici n, agosto de 1991 Impreso en Argentina 2 INDICE INTRODUCCION ..11 1. LA PLANIFICACION EDUCATIVA EN AMERICA LATINA ..16 I. Discusi n del concepto de PLANEAMIENTO ..16 Limitaciones de la conceptualizaciones habituales ..16 El proceso de 17 La funci n espec fica del PLANEAMIENTO ..19 La relaci n pol tica- PLANEAMIENTO ..21 La relaci n administraci n- PLANEAMIENTO ..22 La participaci n en cl contexto del PLANEAMIENTO ..24 II. Surgimiento y desarrollo de la planificaci n educativa en Am rica latina ..27 Principales factores que han coadyuvado al surgimiento y expansi n de la planificaci n educativa en la regi n ..27 Etapas del desarrollo de la planificaci n educativa ..32 El proceso en Am rica latina ..34 III. Consideraciones sobre el producto del PLANEAMIENTO educativo: los Elementos para analizar la calidad t cnica de un plan.

2 35 La situaci n en Am rica IV. El PLANEAMIENTO de la educaci n y la investigaci n educativa ..43 Aportes de la investigaci n ..43 La situaci n en la regi n ..45 V. Consideraciones finales. Aportes del PLANEAMIENTO 2. PLANICACION Y PARTICIPACION: APORTES PARA EL DEBATE ..53 I. El PLANEAMIENTO educativo en su entorno concreto ..53 La educaci n como proceso ..55 La participaci n social y las II. Planificaci n, investigaci n y participaci 3. CURRICULUM Y PLANIFICACION EDUCATIVA ..69 I. El lugar del curriculum en la planificaci n educativa ..69 II. El tema del curriculum en nuestra realidad ..70 III. Algunos aportes para la conceptualizaci n del "curriculum" ..72 Instancias implicadas en la construcci n del curriculum ..73 El modelo curricular impl El enfoque curricular impl 76 IV. Hacia un nuevo paradigma curricular ..78 V. Centralizaci n y descentralizaci n: el reto de la regionalizaci n desde el curriculum ..83 Bibliograf a ..87 Dise os curriculares analizados.

3 88 4. ABRIENDO CAMINOS ..89 5. USO DE LA INFORMACION EN EL CONTEXTO DEL PLANEAMIENTO ..100 C mo garantizar la viabilidad de las decisiones ..102 C mo colaborar en el contexto de la transformaci n ..104 C mo apoyar la racionalidad de la toma de Redefinir qu se entiende por informaci n ..106 Organizar la informaci n para la gesti n: bases de datos, escenarios y diagn sticos ..107 3 Generar informaci n oportuna y relevante ..109 Informaci n sobre los resultados y logros ..111 La unidad de an lisis en la presentaci n de la informaci n ..112 6. EL PROCESO DE EVALUACION DE PROYECTOS EN EDUCACION: MODELOS Y APROXIMACIONES ..113 Presupuestos ..113 Las metodolog as de educaci n .. 118 Los diferentes modelos de evaluaci n ..121 La evaluaci n como un proceso constructivo ..122 4 El proceso de evaluaci n de proyectos en educaci n: modelos y aproximaciones* IN S AGUERRONDO Presupuestos La evaluaci n de proyectos en el rea de la educaci n presenta caracter sticas complejas que se inscriben en dos ejes b sicos: por un lado, "lo educativo" como tal es un proceso multivariado que recibe determinaciones desde diferentes instancias; por otro lado, un "proyecto" implica un intento de transformaci n de la realidad, lo que lo sit a en el medio de las fuerzas sociales antag nicas que pugnan por cambiar y por no cambiar.

4 La l gica desde la cual se trabaja habitualmente en la evaluaci n de proyectos educativos refleja y se apoya en una concepci n muy cl sica sobre la sociedad y las reglas de su funcionamiento, cosa que no debe extra ar porque es congruente con la formaci n que hemos recibido la gran mayor a de los especialistas que estamos cerca de esta tem tica. Como consecuencia de ello, tendemos a desmenuzar los objetivos del proyecto en una serie de indicadores que nos permitan elaborar instrumentos para "medir" los resultados en t rminos del "cumplimiento de las metas propuestas", transformando de este modo la evaluaci n del proyecto educativo en el mejor de los casos en una gran investigaci n al estilo cl sico donde se elabora un producto final: el Informe de Evaluaci n. Entendida de esta manera, la evaluaci n cierra un ciclo, luego de la ejecuci n, en el conocido esquema del PLANEAMIENTO educativo que postula una sucesi n de etapas: diagn stico, programaci n, ejecuci n, evaluaci n.

5 Existen quienes tratan, con xito variado, de superar este enfoque lineal verticalista integrando la opini n de los participantes, Entonces agregan instrumentos (que hasta llegan a ser talleres de discusi n) que recogen las opiniones de los diferentes actores, de tal modo que esta se constituye en una dimensi n m s a evaluar dentro de la concepci n original propuesta, pero no se cuestiona en profundidad la propuesta de evaluaci n ni se ensaya un enfoque alternativo. A pesar de que estas concepciones no son desconocidas entre los t cnicos especializados, la verdad es que pocos proyectos educativos se eval an, es decir pocos se eval an con este esquema formal. Las evaluaciones que se realizan parece que se emprendieran en funci n de esquemas mucho menos organizados, o mucho menos intencionados. Por un lado, todos los proyectos educativos son evaluados permanentemente por los diferentes actores que participan en ellos: por los alumnos y sus familias, por los docentes, por los conductores del ensayo, en fin, por la comunidad; y cada una de las personas que est en contacto con el proyecto tiene su propia evaluaci n (o su propia 'opini n'), as como cada uno de los actores sociales la tiene, y consecuentemente cada uno de ellos act a apoy ndolo o resisti ndose en funci n de ella.

6 Por otro lado, los proyectos educativos son evaluados permanentemente por los conductores del ensayo en funci n de una serie de indicadores que cada uno de ellos considera pertinente, y esta evaluaci n permanente sirve a los efectos de retroalimentaci n para los ajustes que la pr ctica va se alando como necesarios. Es decir, que la actividad de evaluar proyectos se realiza en la realidad porque resulta socialmente relevante a los efectos de la determinaci n cotidiana de la conducta de una serie de actores. Pero la teor a sobre c mo se debe evaluar un proyecto adolece de una serie de carencias que hacen bastante dificultosa su aplicaci n. Creo por ello sumamente importante iniciar una discusi n acerca de la evaluaci n de proyectos en el campo de la educaci n, porque creo que es un campo que todav a est en sus comienzos y al cual no se ha prestado demasiada atenci n ni en lo que respecta a la discusi n de cu les son los modos id neos de evaluar, ni en lo que respecta a la reflexi n sobre cu les son las dificultades m s corrientes y los caminos posibles para superarlas.

7 * Este art culo es el resultado tanto de notas anteriores de la autora sobre el tema (Evaluaci n de proyectos en educaci n, 1987, Mimeo), cuanto de la discusi n realizada durante el I Seminario Taller Regional de Formaci n de Formadores en Planificaci n y Administraci n de la Educaci n (OREALC, Chile, mayo-junio 1989) en el grupo de trabajo sobre "Dise o y evaluaci n de proyectos", integrado por In s Aguerrondo, Elizabeth Garc a Flores, Stella Guimaraes Trois, Damiana Le n Crespo, Ralph van Breet, Luis Cort s Coronel y Roberto Villase or Spreitzer. 5 Creo importante poder superar el marco cl sico que plantea la evaluaci n por indicadores surgidos de los objetivos, ya que esta aproximaci n ha demostrado que sus m ltiples dificultades te ricas y concretas la hacen bastante imposible de aplicar por las limitaciones epistemol gicas del enfoque y por las restricciones de tiempo y recursos que caracterizan nuestras realidades.

8 He planteado en algunos escritos anteriores (Aguerrondo, 1986), la falacia de la planificaci n educativa realizada a partir de la idea de que es posible el "manejo total" de la sociedad, o de que es posible el "conocimiento total" de la sociedad (la l gica ser a: c mo puedo conocer toda la sociedad a trav s del diagn stico, y puedo manejar todos sus procesos, basta con que dise e buenos planes y proyectos para que todo cambie en el sentido en que el plan postula). De manera similar, creo que no es adecuada una evaluaci n de proyectos educativos que suponga que la realidad puede dividirse en pedacitos que pueden medirse, y que la suma de todos ellos reflejar el resultado final del proyecto. M s bien adscribo a una idea de sociedad donde el tiempo, como dimensi n constitutiva de lo social, juega a trav s de la historia un papel imposible de desconocer, tanto para la planificaci n de los proyectos como para la evaluaci n de los proyectos.

9 El todo social se construye acaeciendo y, en ese proceso de construcci n, se entrecruzan una totalidad de determinaciones cuya s ntesis final (o concreta) es la historia. En este sentido, un "proyecto", tal como lo entendemos normalmente en la expresi n "evaluaci n de proyectos" no es algo que en la realidad pueda recortarse absolutamente sin considerar un antes y un despu s que lo contamine o desdibuje. No existe de manera real un ANTES del proyecto que no contenga las condiciones de su posibilidad y tambi n de su viabilidad e inviabilidad. Lo mismo, no existe un DESPUES absoluto que no contenga sus resultados, sean stos xitos o fracasos, positivos o negativos. Por esto, porque la din mica de lo social es una y lodos sus momentos est n presentes y abren las condiciones de los posteriores, algunos estudios muestran que la existencia de antecedentes de experiencias educativas en una l nea determinada ser a muchas voces la condici n para el xito de los proyectos posteriores, aunque existan tambi n casos en que el efecto es el contrario.

10 (F. Lamarra y Aguerrondo, 1983). Adscribo tambi n a una concepci n de la sociedad donde su configuraci n espec fica en un tiempo y lugar tione que ver con m ltiples determinaciones que interjuegan para imponerse unas sobre otras, de donde no puede desconocerse el car cter pol tico (en el sentido de pugna de fuerzas) de todo proceso social, y por lo tanto, del proceso de transformaci n intentado con el "proyecto educativo" que se quiere evaluar. Finalmente adscribo a la idea de que son sujetos hist ricos y no sujetos individuales los que construyen la historia, como portadores de los intereses de las distintas fuerzas que interact an en la pugna social. Por esto creo que es importante tener en cuenta cu les son los actores sociales que est n presentes en la situaci n concreta de un proyecto educativo, y con qu intereses se mueven a favor o en contra del proyecto. Del mismo modo se puede entender la necesidad de explicitar a qu intereses sociales responde el proyecto dentro de ese contexto social, qui nes los encarnan, y c mo son visualizados por los dem s actores.


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