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Mis creencias - Albert Einstein - sld.cu

IMPRIMIRMIS CREENCIASALBERT EINSTEIN2 Editado 2000 Copyright los Derechos Reservados creenciasdonde los libros son gratis3PR LOGOEn este volumen recogemos m ltiples art culos, notas, conferen-cias, discursos y reflexiones filos ficas de Albert Einstein , que a vecesrozan problemas cient ficos, pero que en su gran mayor a se refieren at picos candentes de su poca, de la cual la nuestra es una continua-ci n. En ello reside el valor de estos trabajos, casi todos breves, aunquesustanciosos. El c lebre f sico, que pasar a la historia como uno de loshombres m s importantes de su tiempo, inici un nuevo per odo en elprogreso de la ciencia con sus audaces teor as.

www.el aleph .com Albert Einstein donde los libros son gratis 8 Mensaje de la cápsula del tiempo Vivimos una época rica en inteligencias creadoras, cuyas expr e-siones han de acrecentar considerablemente nuestras vidas.

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1 IMPRIMIRMIS CREENCIASALBERT EINSTEIN2 Editado 2000 Copyright los Derechos Reservados creenciasdonde los libros son gratis3PR LOGOEn este volumen recogemos m ltiples art culos, notas, conferen-cias, discursos y reflexiones filos ficas de Albert Einstein , que a vecesrozan problemas cient ficos, pero que en su gran mayor a se refieren at picos candentes de su poca, de la cual la nuestra es una continua-ci n. En ello reside el valor de estos trabajos, casi todos breves, aunquesustanciosos. El c lebre f sico, que pasar a la historia como uno de loshombres m s importantes de su tiempo, inici un nuevo per odo en elprogreso de la ciencia con sus audaces teor as.

2 Ciertamente, si bien sumodestia lo haya negado, suyo es el m rito de haber inaugurado la eranuclear, pues fue el pionero de la fisi n del tomo, descubrimiento queha abierto un mundo fascinante y riesgoso para nuestra civilizaci mismo hecho convirti a Einstein , consciente del tremendopoder destructivo que las nuevas armas representaban para todo elorbe, en un decidido defensor de la paz, el desarrollo de la cultura y laigualdad y seguridad de los pueblos. Aparece as la faz del humanistaque ante la presencia de un arsenal de horror se entrega a la tarea deluchar con pasi n en favor de un pacifismo activo, detr s del cual seadvierten las inquietudes del soci logo y del estos escritos, todos los cuales se hallan unidos por un hiloconductor.

3 El destino del hombre, preservado para fines m s nobles quela aniquilaci n mutua, y su preocupaci n por la vida comunitaria, sedescubren las profundas conmociones que sacudieron el nimo delcient fico en sus ltimos a os, cuando las nubes de otra conflagraci n,m s cruel que cuantas haya soportado la humanidad, se cern an sobreel horizonte pol tico mundial. La segunda guerra mundial y su tr gicofin que llev al uso de la bomba at mica le anticiparon el enorme peli-gro que amenazaba al planeta y el camino tenebroso en que hab a de-sembocado la ciencia.

4 El saber al servicio de la muerte, cuando enrealidad se lo hab a concebido siempre como sost n e impulso de lavida. Einsteindonde los libros son gratis4Si no se reaccionaba con premura ante la grave situaci n que po-n a en manos de los conductores ambiciosos y de la fuerza bruta unpoder siniestro que se le hab a arrancado a la naturaleza, todo el es-fuerzo acumulado durante milenios y la estirpe humana misma, pod anser arrasados por las radiaciones de energ a que revelaba el all surgi , en efecto, la rebeli n humanista.

5 "la obstinaci n deun inconformismo incorregible", que en Einstein posee las m s varia-das manifestaciones de car cter tico m s que intelectual. Sus pro-puestas para mantener la paz a todo trance, sus discusiones respecto alas condiciones nacidas con motivo de la revoluci n cient fica mono-polizada por el designio belicista tienen en l, sin excepci n, un tonodram tico. Nada escapa a su perspicaz mirada, aunque no lo vea todoen su conjunto: la instrucci n, la cultura, la religi n con sus falsosdioses, la mentalidad militarista tan notoria en los EE.

6 UU. de posgue-rra, el socialismo y el acierto de su planificaci n, el derrotero peligrosoasumido por la ciencia, y una aguda cr tica al capitalismo, cuya "anar-qu a econ mica es la verdadera fuente de todos los males". Cabe re-cordar a este respecto las cartas en que polemiz con un grupo decient ficos sovi ticos, en las que con mesura y sinceridad por ambaspartes se discuti , entre otros temas, el proyecto del "gobierno supra-nacional", que Einstein propugnaba y consideraba uno de sus esquemaspara salvar a la humanidad de la hecatombe, si bien sus interlocutoreslo rechazaron de plano.

7 Las partes no se entendieron, por supuesto. Sinembargo, el tono de cada postura sirvi para aclarar posiciones dentrode un nivel intelectual de primer otros aspectos de su vehemente defensa de la paz crey el sa-bio que era indispensable modificar los sistemas de ense anza, en unareferencia directa a los EE. UU. Resultaba el nico medio para que lajuventud no se habituara a la voz de mando ni aprendiera s lo a com-petir por objetivos deleznables ni a completar la "carrera de los hono-res", seg n se acostumbra en el mundo burgu s.

8 Sosten a que por sobretodas las frivolidades y acechanzas de la educaci n corriente exist a unplano tico insustitu ble, al que hab a que llegar con humildad y talen- creenciasdonde los libros son gratis5to. La palabra viva, el ejemplo, la capacidad pedag gica es en esteterreno lo esencial. Los libros, que no pueden desecharse, vienen ensegundo t rmino, pues no pueden superar jam s la aptitud y la influen-cia del educador que ha abrevado en las fuentes de la sabidur fue el aut ntico hombre de ciencia que no desde aba lafe, mas sta no se vinculaba con ning n dogma.

9 Una fibra humanista,que recorre como un lito los diversos escritos aqu ofrecidos, sosten asus ideas generosas y constructivas, las que por propia confesi n, sur-g an espont neamente ante el espect culo de una sociedad -la america-na- que parec a empe arse en destruirlo todo para asegurar el dominiode unos pocos a trav s del terror. Aceptaba, no obstante, que sus pos-tulados en disciplinas en las que no era especialista -y crey siempreque el especialista es un ser escindido- eran el producto de un sanoempir smo, que nada ten a que ver con ese vocablo como aparece endistintas escuelas filos embargo, hay que destacar que el esp ritu de este insigne f si-co mostr preferencia, y ello se comprueba por la lectura de algunas deestas notas, por algunas figuras eminentes del pensamiento y la sabidu-r a universales.

10 Guard un profundo afecto por un fil sofo de su propiaraza, cuyo influjo se hizo notar en su tiempo y mucho despu s: Spino-za, tan apreciado entre los grandes pensadores alemanes de los siglosXVIII y XIX. Este jud o, que se rebel contra su comunidad, ha dejadouna impronta imborrable en las tendencias espiritualistas einstenianas,la que puede rastrearse sin esfuerzo en el art culo en que se ocupa de lareligi n. Einstein fue un esp ritu piadoso si se entiende por religi n unafuerza tica, que participa del pante smo del maestro, y que se opone ala Biblia y a la teolog a.


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