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Redalyc.LA DEPRESIÓN: ETIOLOGÍA Y TRATAMIENTO

Ciencia y SociedadISSN: Tecnol gico de Santo DomingoRep blica DominicanaBogaert Garc a, HubertoLA DEPRESI N: ETIOLOG A Y TRATAMIENTOC iencia y Sociedad, vol. XXXVII, n m. 2, abril-junio, 2012, pp. 183-197 Instituto Tecnol gico de Santo DomingoSanto Domingo, Rep blica DominicanaDisponible en: C mo citar el art culo N mero completo M s informaci n del art culo P gina de la revista en de Informaci n Cient ficaRed de Revistas Cient ficas de Am rica Latina, el Caribe, Espa a y PortugalProyecto acad mico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abiertoCiencia y Sociedad, Vol. XXXVII, N. 2, 2012, 183-197183 CIENCIA Y SOCIEDADV olumen XXXVII, N mero 2 Abril - Junio 2012LA DEPRESI N: ETIOLOG A Y TRATAMIENTOH uberto Bogaert Garc a*(Depression: etiology and treatment)ResumenLa depresi n neur tica es un trastorno del humor que afecta la relaci n del yo con suideal.

16) critica la noción de monocausalidad en relación con los trastornos del humor. A su juicio, los trastornos del estado de ánimo son complejos. En primer lugar, requieren de la colaboración de los profesionales de la salud mental, porque no pueden superarse solamente con una autoayuda. Por otra

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1 Ciencia y SociedadISSN: Tecnol gico de Santo DomingoRep blica DominicanaBogaert Garc a, HubertoLA DEPRESI N: ETIOLOG A Y TRATAMIENTOC iencia y Sociedad, vol. XXXVII, n m. 2, abril-junio, 2012, pp. 183-197 Instituto Tecnol gico de Santo DomingoSanto Domingo, Rep blica DominicanaDisponible en: C mo citar el art culo N mero completo M s informaci n del art culo P gina de la revista en de Informaci n Cient ficaRed de Revistas Cient ficas de Am rica Latina, el Caribe, Espa a y PortugalProyecto acad mico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abiertoCiencia y Sociedad, Vol. XXXVII, N. 2, 2012, 183-197183 CIENCIA Y SOCIEDADV olumen XXXVII, N mero 2 Abril - Junio 2012LA DEPRESI N: ETIOLOG A Y TRATAMIENTOH uberto Bogaert Garc a*(Depression: etiology and treatment)ResumenLa depresi n neur tica es un trastorno del humor que afecta la relaci n del yo con suideal.

2 Los eventos desencadenantes del conflicto son heridas narcis sticas que estre-mecen una imagen personal que se sostiene en una idealizaci n defensiva carente deapoyo real o simb lico. Aunque el TRATAMIENTO farmacol gico determina una mejor a delos s ntomas, la psicoterapia anal tica act a sobre la dimensi n personal del clavesDepresi n, ideal del yo, psicoterapia anal depressions are a sort of mood disorder that affects the relation between aperson and the idealistic concept of his or herself. The events that cause the disorderare narcissistic injuries that affect the self image which is maintained by a defensiveidealization that lacks of a real or symbolic support. Even the pharmacologicaltreatment cause a symptom improvement, an analytic psychotherapy works on thepersonal dimension of the , ego ideal, analytical psychotherapy.

3 *Psic logo cl nico, psicoanalista y profesor del Instituto Tecnol gico de Santo Domingo (INTEC). rea de Ciencias de la : Bogaert Garc a: La depresi n: etiolog a y tratamiento184 INTRODUCCI NApoy ndose en el paradigma de la complejidad, L. Hornstein (2006: 14-16) critica la noci n de monocausalidad en relaci n con los trastornos delhumor. A su juicio, los trastornos del estado de nimo son complejos. Enprimer lugar, requieren de la colaboraci n de los profesionales de la saludmental, porque no pueden superarse solamente con una autoayuda. Por otraparte, las terapias tradicionales no suelen ser suficientes si en el contexto fami-liar y social no existen soportes ambientales de apoyo. A esto se agrega que,aislado, el recurso de la psicofarmacolog a, o de la psicoterapia, no resultaeficiente muchas veces. Si bien la industria farmacol gica trata de imponersus productos y pudiera tratar de favorecer la hipermedicaci n, no menoscierto es que muchos psicoterapeutas desacreditan toda indicaci n de medi-camentos incluso en casos de depresi n el desarrollo del conocimiento neurobiol gico no es suficientepara explicar el origen de las entidades psiqui tricas, como la depresi n, losf rmacos s pueden influir sobre los s ntomas de los pacientes (Braunstein,1987: 33).

4 La bioqu mica puede aliviar la depresi n. Pero las depresio-nes resultan de una alteraci n de la autoestima en el contextode los v nculos y los logros actuales. Lo infantil es depresiones ilustran la relaci n estrecha entre laintersubjetividad, la historia infantil, la realidad, lo corporaly los valores y, desde ya, la bioqu mica. (Hornstein, 2006: 25).El desequilibrio que caracteriza las depresiones es consecuencia de laacci n conjunta de la herencia, las condiciones hist rico-sociales y la situa-ci n personal del paciente. Ning n abordaje cl nico o terap utico aisladopuede enfrentar eficazmente la depresi n. El reduccionismo biol gico solosirve para desmentir la dimensi n social y subjetiva del el psicoan lisis de los trastornos del humor pone el acento sobrelos conflictos ps quicos y la patolog a subyacente a los s ntomas, la psiquiatr atradicional elabora criterios estandarizados para la descripci n de s ndromes,de conformidad con una perspectiva esencialmente nosogr fica.

5 Las categor asconstituyen entidades cualitativamente diferentes en las que se agrupan losCiencia y Sociedad, Vol. XXXVII, N. 2, 2012, 183-197185pacientes. En ese sentido, podemos decir que la clasificaci n del DSM-IV notiene en cuenta la singularidad personal del paciente, ni el sentido que revisteun s ntoma o conjunto de s ntomas en el interior de una trama hist rica psiquiatr a tradicional, al describir trastornos de conducta, ha ido ga-nando en cobertura sus clasificaciones incluyen todos los casos en los que elpsiquiatra es llamado a opinar o a intervenir ; pero ha ido perdiendo en cohe-rencia, ya que en ella impera la pr ctica sobre el concepto, la descripci nsobre la explicaci n (Braunstein, 1987: 24-26). No obstante, conviene teneren cuenta que el cl nico puede clasificar los s ntomas y explorar los actividades no necesariamente son excluyentes.

6 Lo importante esque el diagn stico no sea la conclusi n sino la apertura del problema. Elrecurso de las categor as nosogr f cas no debe impedir la posibilidad de com-prender. El diagn stico no debe obstaculizar la interpretaci n del ENFOQUE PSICODIN MICO DE LA DEPRESI NA. Vergote (1976: 104) formula la hip tesis de que la depresi n neur ticaes una patolog a del yo, diferente a las psicosis y a las neurosis cl sicas (histe-ria, fobia y obsesi n). A diferencia del psic tico, el neur tico depresivo con-serva su yo, aun cuando lo sit e en una posici n de distancia e indiferenciacon respecto a las cosas y a los otros. En su interior, l conserva la capacidadde entrar en contacto con los dem s, y contin a siendo un sujeto con el cuales posible hablar un lenguaje com n, que est en condiciones de conversar des mismo, a pesar de la monoton a de su queja.

7 El lenguaje del neur ticodepresivo conserva su funci n mediadora, incluso cuando l afirme que lavida no tiene sentido. A diferencia del psic tico, el depresivo preserva sucondici n de sujeto abierto a la comunicaci n gobernada por las leyes univer-sales del lenguaje. Aunque experimenta un vac o interior, habla de l y muestrasu verg esta perspectiva psicodin mica, la neurosis depresiva es entendi-da como un trastorno del estado de nimo que comprende tanto la distimiacomo la depresi n mayor no psic tica. El conflicto inconsciente que causa ladepresi n neur tica es el narcisismo exacerbado del ideal del yo. Los eventosHuberto Bogaert Garc a: La depresi n: etiolog a y tratamiento186desencadenantes del trastorno decepci n amorosa, fracaso profesional, da ocorporal, entre otros son heridas narcis sticas que estremecen una imagenideal de s que se sostiene en una idealizaci n defensiva carente de apoyo realo simb lico (Vergote, 1976: 120).

8 La perturbaci n de los sentimientos vitaleses considerada como un efecto de la p rdida del ideal del yo y no como lacausa de la depresi n. Aunque la fluctuaci n de estos sentimientos altera laimagen de s , el ideal del yo es el que modula los sentimientos s ntomas de la depresi n neur tica ponen de manifiesto una inhibi-ci n de la fuerza vital. La par lisis del pensamiento, la fatiga, la disminuci ndel mpetu psicomotor, la incapacidad para decidir o para tener iniciativas y lareducci n de las relaciones afectivas caracterizadas por la apat a y laanhedonia , revelan un vac o interior que sugiere la p rdida de la tensi npulsional (Vergote, 1993: 117-118). Nada despierta el deseo. Nada pulsi n es normalmente una potencia de realizaci n, de b squeda deplacer y de revestimiento del mundo y del otro, que se constituye a partir delas direcciones de sentido que ofrece el entorno y de las experiencias signifi-cativas que vive el sujeto.

9 Por esa raz n, la apat a, la anhedonia y la impoten-cia que muestra el depresivo indican la inhibici n de la pulsi n en tanto unidadbios quica del ser sujeto deprimido se siente abatido por un sufrimiento. Si el cambio delhumor se corresponde con experiencias dolorosas que se padecen realmen-te, solo ser considerado patol gico si persiste por mucho tiempo o si no esproporcional al peso de las adversidades. La persona afectada por una de-presi n est generalmente consciente de su estado de nimo, por ser mani-fiestamente exagerado o sin fundamento objetivo. Sin embargo, este trastor-no puede tambi n enmascararse con s ntomas psicosom depresivo a ora la soledad porque toda presencia le resulta inoportunay molesta, por la demanda de respuesta que ella implica y por la verg enzaque l siente por su estado de impotencia.

10 El depresivo se queja de su faltade valor y de ser incapaz de realizar lo que hacen los otros, pero no se acusacomo el melanc lico. El t rmino melancol a designa la depresi n psic tica,Ciencia y Sociedad, Vol. XXXVII, N. 2, 2012, 183-197187caracterizada por el delirio de autoacusaci n y la culpabilidad. A diferenciade lo que ocurre en el melanc lico, el problema inconsciente del depresivo nose relaciona con el supery sino con un ideal del yo que ya no es capaz desostener la presencia del sujeto frente a los dem s. El origen de la depresi nse sit a en esa regi n de la personalidad en la que confluyen el anhelo depotencia y la imagen de s las depresiones reactivas presuponen un factor personal, un v nculoentre la resonancia subjetiva del acontecimiento desencadenante y una pre-disposici n psicol gica.


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