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Fedra - Biblioteca Virtual Universal

Jean Racine Fedra Personajes Teseo, hijo de Egeo, rey de Atenas. Fedra , esposa de Teseo, hija de Minos y Pasifae. Hip lito, hijo de Teseo de Ant ope, reina de las Amazonas. Aricia, princesa de la casa real de Atenas. Ter menes, ayo de Hip lito. Enone, nodriza y confidente de Fedra . Ismene, confidente de Aricia. Panope, mujer del s quito de Fedra . Guardias. La escena tiene lugar en Trecenia, ciudad del Peloponeso. ACTO PRIMERO Escena 1 : HIP LITO, TER MENES HIP LITO Mi decisi n est tomada: parto, querido Ter menes y abandono el refugio de la acogedora Trecenia.

y tú ahora te sonrojas ante mi triste estado. ¡Oh Sol! A verte vengo por última vez. ENONE ¿Cómo? ¿No vais a cejar en tan funesto deseo?

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1 Jean Racine Fedra Personajes Teseo, hijo de Egeo, rey de Atenas. Fedra , esposa de Teseo, hija de Minos y Pasifae. Hip lito, hijo de Teseo de Ant ope, reina de las Amazonas. Aricia, princesa de la casa real de Atenas. Ter menes, ayo de Hip lito. Enone, nodriza y confidente de Fedra . Ismene, confidente de Aricia. Panope, mujer del s quito de Fedra . Guardias. La escena tiene lugar en Trecenia, ciudad del Peloponeso. ACTO PRIMERO Escena 1 : HIP LITO, TER MENES HIP LITO Mi decisi n est tomada: parto, querido Ter menes y abandono el refugio de la acogedora Trecenia.

2 En la hora mortal en la que me debato, empiezo a avergonzarme de mi ociosidad. Desde hace m s de seis meses vivo alejado de mi padre, ignoro el destino de un ser tan querido; incluso el lugar rec ndito en que pueda hallarse. TER MENES Y en qu lugares vais pues a buscarlo. Se or? Para dar satisfacci n a vuestro justo temor, he recorrido ya los dos mares que separa Corinto he preguntado por Teseo a los pobladores de aquellas orillas donde el Aqueronte se pierde hacia la regi n de los muertos. He visitado la H lide y, dejando atr s el T naro, he llegado hasta el mar que vio desplomarse a caro Con qu nueva esperanza, en qu felices climas cre is descubrir la huella de sus pasos?

3 Qui n sabe incluso, qui n sabe si el Rey vuestro padre desea que el misterio de su ausencia sea desvelado? Y si mientras con vos temblamos por su vida, tranquilo, y ocult ndonos unos nuevos amores, el h roe solo aguarda que una amante HIP LITO Calla, Ter menes querido, y respeta a Teseo, quien, olvidado ya de sus errores juveniles, no se halla retenido por un obst culo indigno. Vencida la fatal inconstancia de su esposo, Fedra , desde hace tiempo, ya no teme rivales. En fin, busc ndole cumplo con mi deber y huyo de estos lugares cuya vista ya no me deleita.

4 TER MENES Ah, Se or! Desde cu ndo os inquieta la atm sfera de estos lugares apacibles, tan caros a vuestra infancia y que, en tiempos, os he visto preferir al tumulto pomposo de Atenas y la Corte? Qu peligro, o m s bien, qu dolor os aleja de ellos? HIP LITO Aquel tiempo feliz ya acat . Todo ha cambiado, desde que los dioses enviaron a estas orillas a la hija de Minos y Pasifae TER MENES Comprendo; conozco la causa de vuestro dolor. La presencia de Fedra os entristece y ofende vuestra vista. Peligrosa madrastra: apenas os vio, demostr su poder exigiendo vuestro inmediato exilio.

5 Pero su odio, centrado en vos en otro tiempo, se ha desvanecido o, al menos, suavizado. Y por otra parte, qu peligro supone para vos una mujer agonizante y que busca la muerte? Fedra sufre de un mal que se obstina en callar, hastiada de s misma y de la luz del d a, puede, en su estado, tramar algo contra vos? HIP LITO No es su vana enemistad lo que temo. Una enemiga m s dulce hace huir a Hip lito: huyo, s , lo confieso, de la joven Aricia, descendiente de una raza fatal conjurada contra la m a. TER MENES C mo! Vos mismo, se or, la perseguir is injustamente?

6 Jam s la dulce hermana de los crueles Pal ntidas tom parte en las p rfidas conjuras fraternales y aun as deb is vos odiar su inocente atractivo? HIP LITO Si la odiase, no huir a de ella. TER MENES Se or, me es permitido explicar vuestra huida? Habr is dejado de ser el orgulloso Hip lito, implacable enemigo de las leyes de Amor y de un yugo al que Teseo se someti tantas veces? Venus, despreciada tanto tiempo por vuestra altivez, querr , al fin, justificar a Teseo? Y poni ndoos a la altura del resto de los hombres, os ha obligado a quemar incienso en sus altares?

7 Am is tal vez, se or? HIP LITO Amigo, qu osas decir? T , que conoces mi coraz n desde su primer latido, puedes pedirle que traicione sus sentimientos siempre altivos y desde osos? No es s lo que una madre amazona, con su leche, me diera este orgullo que te asombra; yo mismo, llegado a una edad de mayor madurez, me congratul de ser como era. T , entonces, unido a m por un sincero celo, me narrabas la historia de mi padre. Bien sabes c mo mi nimo, pendiente de tu voz, se enardec a con los relatos de sus nobles haza as. Cuando me describ as a tan intr pido h roe consolando a los mortales de la ausencia de Alcides, los monstruos que l ahog , tos bandidos castigados: Procusto y Cerci n, Escir n y Sinis, y los huesos dispersos del gigante de Epidauro, y la sangre del Minotauro humeando en Creta.

8 Pero cuando relatabas hechos menos gloriosos: su fidelidad ofrecida y aceptada en cien lugares, Helena arrebatada a sus padres en Esparta; Salamina, testigo del llanto de Peribea; tantas otras cuyo nombre he olvidado incluso, corazones demasiado cr dulos burlados por su ardor: Ariadna contando su abandono a las rocas y al mar, Fedra , en fin, raptada bajo mejores auspicios. Sabes c mo yo escuchaba tus relatos a disgusto, muchas veces te instaba a que los abreviaras, y hubiera querido sustraer a la posteridad esa indigna mitad de una historia tan bella!

9 Y yo, a mi vez, he de caer en los lazos del amor? Y los dioses hasta hoy habr an querido humillarme? En mis cobardes suspiros, tanto m s despreciable Cuanto una serie de hechos gloriosos excusa a Teseo; en tanto que yo, que ning n monstruo he domado hasta hoy no he adquirido el derecho de tener sus debilidades. Y aunque mi orgullo pudiera haberse dulcificado, hubiera debido otorgar esa victoria a Aricia? Olvidar n para siempre mis extraviados sentidos el obst culo eterno que nos separa?. Mi padre la rechaza; y con severas leyes prohibe que pueda dar sobrinos a sus hermanos.

10 Desconf a del brote de una estirpe culpable y quiere con su hermana extinguir esa raza y que, hasta la tumba sumisa a su tutela, nunca arda para ella la antorcha del connubio. Debo apoyar su causa contra un padre indignado? Dar atrevido ejemplo a la temeridad? Y comprometida mi juventud en un loco TER MENES Ah, Se or, si est is destinado a ello el cielo no tendr en cuenta vuestras razones. Teseo, al querer cerrarlos, os abre los ojos; y su odio, exacerbando un amor rebelde, presta a su enemiga un nuevo encanto. En fin, por qu asustaros de un amor casto?


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