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La Teología de la Liberación - SciELO

Teolog a y Vida, Vol. L (2009), 93 - 116 Sergio SilvaFacultad de Teolog aPontificia Universidad Cat lica de ChileLa Teolog a de la Liberaci n(1)OBSERVACIONES PREVIAS1. Hay que tener presente, de partida, una limitaci n evidente de esta presen-taci n. Cuando uno habla de la Teolog a de la Liberaci n de Am rica Latina inevitablemente est construyendo un objeto que, as , tal cual, no existe en la reali-dad. Porque tiene en cuenta unos aspectos y otros no, porque lee unos textos y otros no. Pero lo mismo pasa cuando alguien estudia un autor o una escuela, incluso un texto determinado.

con la “originalidad” de la Iglesia Latinoamericana en los 40 años que van de Medellín a Aparecida, me he detenido sólo en la Teología de la Liberación, que es –reconocidamente– lo más original que ha producido la teología latinoamericana no …

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1 Teolog a y Vida, Vol. L (2009), 93 - 116 Sergio SilvaFacultad de Teolog aPontificia Universidad Cat lica de ChileLa Teolog a de la Liberaci n(1)OBSERVACIONES PREVIAS1. Hay que tener presente, de partida, una limitaci n evidente de esta presen-taci n. Cuando uno habla de la Teolog a de la Liberaci n de Am rica Latina inevitablemente est construyendo un objeto que, as , tal cual, no existe en la reali-dad. Porque tiene en cuenta unos aspectos y otros no, porque lee unos textos y otros no. Pero lo mismo pasa cuando alguien estudia un autor o una escuela, incluso un texto determinado.

2 Esto hace, por lo dem s, que siempre se pueda estar volviendo sobre lo ya estudiado, por uno mismo o por otros, y descubriendo en l Pienso que una presentaci n medianamente acabada de la Teolog a de la Liberaci n deber a hacerse en cinco pasos. 1) Descripci n de su origen y de su evo-luci n; 2) an lisis de su estructura como teolog a; 3) evaluaci n de su originalidad, de sus aportes y de sus debilidades, 4) un intento de s ntesis, y 5) prospectiva, es decir, la pregunta por si tiene futuro, y qu futuro tiene. En una ponencia breve como sta no se pueden desarrollar los cinco pasos con la suficiente profundidad.

3 He optado, entonces, por pasar muy r pido sobre algunos, para detenerme en los que creo m s importantes y, por lo mismo, m s necesitados de ser sometidos a DESCRIPCI NVoy a tocar dos aspectos: los or genes de la Teolog a de la Liberaci n y su pos-terior evoluci n.(1) El presente texto fue presentado oralmente en el Seminario Interno de Profesores de la Facultad de Teolog a de la Pontificia Universidad Cat lica de Chile realizado durante el a o 2008. El t tulo pro-puesto era Teolog a latinoamericana . Pero, como el tema permanente del Seminario tiene que ver con la originalidad de la iglesia Latinoamericana en los 40 a os que van de Medell n a Aparecida, me he detenido s lo en la Teolog a de la Liberaci n, que es reconocidamente lo m s original que ha producido la teolog a latinoamericana no s lo en estos 40 a os sino en toda su SILVA Or genesUna caracter stica notable, curiosa, de la Teolog a de la Liberaci n es que, desde muy temprano, ha provocado que se escriba la cr nica de sus or genes y de su de-sarrollo.

4 Ya en 1980, apenas nueve a os despu s de la publicaci n del libro se ero de Gustavo Guti rrez, se publica una larga investigaci n sobre la Teolog a de la Liberaci n (2). A partir de aqu la bibliograf a ha crecido incansablemente (3).Destaco cuatro aspectos de los or genes de la Teolog a de la Liberaci ) En lo teol gico, la Teolog a de la Liberaci n depende muy directamente de la renovaci n que se dio en la teolog a de lenguas francesa y alemana en torno a la mitad del siglo XX, y que influy decisivamente en el Concilio Vaticano ) En lo eclesial, la Teolog a de la Liberaci n se vincula con la existencia de un activo grupo de Obispos innovadores, sin miedo ante el mundo actual.

5 Estos Obispos constituyen el n cleo que anima y orienta la mayor a en el Concilio y tambi n en la primera repercusi n del Concilio en el nivel de la jerarqu a en Am rica Latina que fue la Conferencia General de Medell n (1968).c) En lo social, la Teolog a de la Liberaci n fue impactada fuertemente por la pobreza de Am rica Latina. Pero no simplemente por el hecho de que existe po-breza sino porque esa pobreza fue sentida subrayo que se trata de un asunto de sensibilidad , por un lado, como un esc ndalo intolerable dado que Am rica Latina era un continente masivamente cristiano y cat lico, y, por otro, como un estado que se pod a superar, porque la modernidad occidental hab a descubierto los medios para lograr el desarrollo econ mico, pol tico y social de los pueblos, como se pod a ver en el Norte.

6 As , se mezclaban en el modo de sentir la realidad de la pobreza dos sensibilidades: una, propia de la fe; la otra, de la modernidad. Por esta segunda, entraba en la Teolog a de la Liberaci n el talante (2) Roberto Oliveros Maqueo, Liberaci n y teolog a. G nesis y crecimiento de una reflexi n (1966-1976). Lima, Centro de Estudios y Publicaciones 1980. 479 p.(3) Yo mismo he contribuido con un trabajo para un volumen sobre la historia del cristianismo entre 1945 y 2000, que se publica en Alemania. Se encuentra en el volumen VII, sobre Am rica Latina, que est en prensa. Se pueden ver tambi n las rese as de Antonio Bentu ( Panorama de la teolog a en Am rica Latina desde el Vaticano II a Santo Domingo , Teolog a y Vida 36, 1995, 159-191), Enrique Dussel (Teolog a da Liberta o.)

7 Um panorama de seu desenvolvimento. Petr polis, Vozes, 1999; original castellano: M xico, Potrerillos Editores, 1996), Luis Del Valle ( Algunos momentos importantes en el desarrollo de la teolog a de la liberaci n , Christus 55, 1990, N 635-636, mayo-junio, 22-25), Jo o Batista Libanio ( Panorama da teologia da Am rica Latina nos ltimos 20 anos , Perspectiva Teol gica 24, 1992, 147-192, N 63, maio-agosto), Marcos McGrath, csc ( Vaticano II, iglesia de los pobres y Teolog a de la Liberaci n , Medell n 21, 1995, 371-407, N 84), Martin McKeever ( Thirty years of liberation theology , Theology Digest 51, 2004, 237-242)

8 , Jos Ramos Regidor ( Liberta o e alteridade. 25 anos de hist ria da Teologia da Liberta o , Revista Eclesi stica Brasileira 57, 1997, 118-138, N 225, mar o), Pablo Richard ( La iglesia y la Teolog a de la Liberaci n en Am rica Latina y el Caribe: 1962-2002 , Pasos 103, setiembre-octubre 2002, 29-39) y dos vol menes colectivos en torno al Congreso de Teolog a organizado por la SOTER de Brasil en Belo Horizonte el a o 2000, dirigidos por Luiz Carlos Susin: O mar se abriu. Trinta anos de teolog a na Am rica Latina, y Sar a ardente. Teolog a na Am rica Latina: prospectivas, publica-dos ambos en S o Paulo, Loyola y SOTER, TEOLOG A DE LA LIBERACI Nprogresista, t pico de los a os 50 y 60 del siglo pasado, que marc tambi n, en alguna medida, al Vaticano ) En lo pol tico, la Teolog a de la Liberaci n hizo suya la perspectiva de la teor a de la dependencia.

9 Sta aparec a como la visi n m s adecuada no s lo para ex-plicar la pobreza y la opresi n de nuestros pueblos, sino ante todo como la que pod a proponer las v as eficaces de su superaci n, precisamente porque detec-taba los mecanismos que en la sociedad generan la opresi n y la pobreza. Por aqu tambi n, sobre todo por este acento puesto en la necesidad de eficacia en la acci n, entraba en la Teolog a de la Liberaci n el talante de la modernidad. La teor a de la dependencia se presentaba, adem s, con un plus : era una teor a social elaborada principalmente por cient ficos sociales de Am rica Latina, en di logo con las ciencias sociales cr ticas de orientaci n marxista, particularmente con la teor a del imperialismo de Evoluci nNo me detengo en las etapas de la evoluci n.

10 Se alo solamente dos rasgos que me parece que la ) El primero es la oposici n decidida que tuvo que enfrentar, casi desde sus mismos inicios. Y no s lo desde fuera de la iglesia , donde era comprensible que despertara la ira de los pol ticos de derecha, defensores del statu quo, incluido aqu el gobierno de los (4). Encontr oposici n tambi n dentro de la iglesia . A fines de 1972 a poco m s de un a o de la publicaci n del libro de Guti rrez es elegido Secretario General del CELAM el reci n ordenado obispo Alfonso L pez Trujillo, con el expreso encargo de limpiar los Institutos del CELAM (Catequesis, Pastoral, etc.


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